LA CERÁMICA: SOSTENIBILIDAD EN ESTADO PURO
Durante los últimos años, se ha producido, a nivel global, un fenómeno muy positivo por el cual la preocupación y respeto por el medio ambiente ha ido adquiriendo una mayor relevancia en los ámbitos, social, económico y político.
En el sector de la construcción, son, cada vez más, las voces expertas que abogan por el uso de materiales y técnicas de construcción que sean sostenibles, eficientes energéticamente, y cuya huella de carbono sea cada vez menor. En los últimos años las edificaciones Passive House han ido adquiriendo un mayor protagonismo. Es en este ámbito donde la cerámica cobra gran relevancia gracias a sus beneficios en cuanto a sostenibilidad y eficiencia energética.
La cerámica tiene un origen natural. En el caso de Gres Aragón sus materias primas son 100% naturales, puesto que se fabrica básicamente a partir de arcilla, agua y fuego.
Como parte del proceso responsable, las fábricas de productos cerámicos se suelen situar junto a las canteras de arcilla, lo que minimiza los impactos del transporte de las materias primas a la planta. En Gres Aragón, además, trabajamos en el ecodiseño de embalajes de cartón para reducir el impacto de impresión de tintas, aligerar su peso y reducir el residuo en la obra donde se instala.
La fabricación eficiente es otra de las características de los materiales cerámicos gracias a los avances llevados a cabo para reducir el consumo de energía y rebajar las emisiones de gases de efecto invernadero. A través del uso mayoritario de gas natural e invirtiendo en equipos productivos con tecnología de última generación, se logra un proceso productivo más eficiente, que también contribuye al bajo consumo de agua y el escaso desperdicio de material cerámico.
En Gres Aragón, las aguas residuales generadas en la limpieza de las líneas de esmaltado se reintroducen como agua de amasado en el proceso de extrusión, por lo que no se producen vertidos: reciclamos el 100% del agua en el propio proceso productivo consiguiendo VERTIDO CERO.
Además, los residuos cerámicos generados en la producción se aprovechan como materia prima, lo que da como resultado unos productos cerámicos con hasta el 45% de contenido reciclado.
Los materiales cerámicos contribuyen a la eficiencia energética de los edificios en los que se aplican, como en el caso de las fachadas ventiladas Faveker®, cuyas piezas cerámicas contribuyen al aislamiento y mantenimiento de la temperatura del edificio, incrementando el confort del usuario en su interior y reduciendo la necesidad de energía para su acondicionamiento, tanto en invierno como en verano. Por ello, son soluciones constructivas óptimas para el diseño de Edificios de Energía de consumo Casi Nulo (EECN).
La cerámica es segura. No arde, por lo que no produce llamas, humos ni gases tóxicos. Asimismo, las baldosas cerámicas pueden ser antideslizantes, lo que aporta seguridad en aplicaciones como piscinas y zonas húmedas. Y productos específicos como Bioklinker®, de Gres Aragón, aplicables a pavimentos y fachadas, tienen un efecto antibacteriano esencial en espacios que exigen un extra de seguridad e higiene, como los relacionados con la alimentación o la sanidad, además de ser un producto eficaz contra olores y manchas.
Las tecnologías actuales nos permiten actuar sobre la porosidad de la cerámica, generando materiales con casi nula porosidad o con mayor porosidad dependiendo del uso y las necesidades, protegiendo de esta manera la salud. Tampoco emiten compuestos orgánicos volátiles (COV), gas radón ni otras sustancias tóxicas, por lo que son el material perfecto para que la vivienda goce de una calidad del aire interior saludable.
Los materiales cerámicos tienen una larga vida útil que se traduce en un ahorro económico para los propietarios de las viviendas en concepto de renovación y de mantenimiento.
La cerámica no se deteriora con el paso del tiempo y se caracteriza por sus altas prestaciones técnicas a un precio de mercado muy asequible, lo que los convierte en sostenibles también desde el punto de vista económico.
Finalmente, hay que recordar que la Lista Europea de Residuos (LER) clasifica a los residuos de construcción y demolición cerámicos como inertes y no peligrosos, por lo que son altamente reciclables en diferentes usos, como material de relleno y estabilización de carreteras, áridos para hormigón y morteros, tierra batida en pistas de tenis, sustrato de plantas o elemento de cubrición para agricultura. Del mismo modo, al no alterar la calidad del agua, permiten aprovechar la lluvia mediante sistemas de drenaje para recogerla, almacenarla y poder usarla de nuevo.
En definitiva, nos encontramos ante un material que, además de sus excelentes prestaciones técnicas, su estética y su versatilidad, tiene un comportamiento excelente con el medio ambiente, contribuyendo al cuidado del planeta y sus habitantes.
Elena Valenzuela,
Responsable de Marketing y Comunicación, Gres Aragón